Publicidad Machista

¿Qué es la publicidad? La publicidad propiamente dicha viene a ser una actividad económica en la que a través de un elemento artístico (el anuncio) se difunden mensajes que dan a conocer productos, servicios e ideas con el fin de convencer al grupo objetivo e incitarlos al consumo. Por lo tanto, es un medio de comunicación que busca posicionarse en la mente del consumidor con el fin principal de vender y promocionar.

Bajo esta consigna, en cuanto a la publicidad machista, podemos resaltar que ésta tiene en cuenta los “roles”, es decir los papeles y funciones que la sociedad asocia a cada individuo, cayendo muchas veces en sexismo. Así pues, es al hombre a quien generalmente se le asigna el papel activo (espacio público) y a la mujer el pasivo (espacio privado). Y esto se debe a que en nuestra sociedad existen dos modelos claramente marcados donde el hombre se lleva la mejor parte. Es así que, se les asignan diferentes adjetivos tanto a hombres como a mujeres. Siendo las féminas las sensibles, dulces, honestas, comprensivas, dependientes y la lista podría continuar. Mientras que, por el otro lado, los hombres son todo lo contrario: valientes, agresivos, creativos, independientes, etc.

A continuación, se muestran tres propagandas publicitarias sobre diferentes productos que, en su momento, estoy segura de que causó la incomodidad de más de una mujer:



Este primer anuncio es protagonizado por una mujer, completamente desarreglada, con la cara demacrada y vistiendo de naranja como si se tratase de que se encuentra en la cárcel, y su hija, quien la observa con ojos de tristeza muestra impotencia como si nunca más la fuera a ver. El comercial lleva como lema: “No pases tu vida limpiando. Vim Cream limpia las cosas pesadas”. Es un claro ejemplo de que somos aún hasta ahora percibidas como mujeres que sólo sirven para limpiar y refregar pisos y bañeras, sin posibilidad de ser reconocidas como mujeres profesionales y exitosas, y de poder encontrar la tan ansiada (a veces) igualdad de géneros.



Por otro lado, en este segundo comercial, sale una mujer con un taladro intentando poner un cuadro y terminando por destruir la pared. Lleva como lema: “Mercator seguro de autos contra todos los riesgos. Porque su esposa también usa el auto”. En esta propaganda nos ponen como mujeres sin criterio que contamos con tan poca materia gris en la cabeza que podemos destruir una pared sólo por querer colgar un cuadro y que, si hacemos eso en nuestra casa, ¿qué no le haríamos al carro?, porque claro está que muchos aún nos subestiman y piensan que las mujeres no sabemos conducir.



Por último, la tercera propaganda hace alusión a las mujeres como objeto sexual y decorativo, como si fuéramos literalmente pedazos de carne asándose bajo el sol siendo observadas por un par de chicos que, teniendo a sus parejas a su costado se ponen a “admirar” cómo toman sol y se “doran” las mujeres en la playa. Lleva como lema: “Cristal. Relájate”. Este ejemplo es un clásico, ya que nunca falta un comercial de cerveza sin mujeres en bikini o en mini faldas que buscan a los chicos que consumen determinadas marcas de cerveza.

Por otro lado, cabe resaltar que en la actualidad muchas son las denuncias que se presentan contra este tipo de publicidad denigrante y discriminatoria contra la mujer. Lo positivo de todo esto es que, no sólo son las mujeres quienes realizan estas quejas, sino que también existen por fin hombres que, mostrando empatía hacia las mujeres, apoyan con la causa denunciando también comerciales que les parecen que están totalmente fuera de lugar. Así pues, los motivos de denuncia (según el “Observatorio de la Publicidad Sexista de España”) se divide en tres grupos: el uso del cuerpo de la mujer como reclamo publicitario (la representación del desnudo); la utilización de la mujer como mero objeto sexual (de fácil acceso y disponibilidad, unido a la idea de sumisión o sometimiento); la tendencia que se ha denominado “porno chic” (asocia la figura femenina al erotismo, la transgresión sexual y, en su forma más extrema, como víctima de la violencia).

Dicho todo lo anterior, debemos abogar por seguir impulsando la crítica de la ciudadanía y la sensibilización en los profesionales de la publicidad y los medios de comunicación por su responsabilidad en la transmisión de estereotipos que no se ajustan a la sociedad actual, porque claro está que los tiempos han cambiado ya.

Mariana Deza Avilez

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